En el mundo de las criptomonedas, 2023 se parece mucho a 2019.
A principios de 2018, las altcoins estaban en auge disfrutando de los últimos momentos de gloria del mercado alcista de ese ciclo. Ethereum llegaba a un nuevo máximo histórico, todo se disparaba, todo iba sobre ruedas.
Sin embargo, como yo mismo experimenté en mis inicios (febrero de 2018), el año pronto se transformó en un incendio de dimensiones faraónicas. Una violenta liquidación del mercado provocada por la debacle de las ICO, el comienzo de las medidas regulatorias, la falta de interés institucional y una serie de violaciones de seguridad bastante graves, provocaron una caída en cascada que conmocionó a la comunidad criptográfica. El adjetivo que mejor define ese año es “sangriento”.
En 2019, Bitcoin decidió subirse a una montaña rusa en la que la dirección y la velocidad de los movimientos era imprevisible.
El año empezó en los 3.750$, y Bitcoin nos sorprendió con una subida espectacular hasta los 13.000$ en junio. La segunda mitad del año quedó marcada por una caída gradual que nos situó en la zona de los 7.000-10.000$, dejando clara una vez más la naturaleza volátil de las criptomonedas. Recuerdo esos meses exactos como si fueran ayer, y la caída posterior a los 4.000$ antes de la pandemia. Épico.
¿Empieza a sonarte la historia?
Vamos a centrarnos en las altcoins ese año.
Su historia fue más triste, ninguna de estas criptomonedas disfrutaron la subida de Bitcoin, y muchos inversores sufrieron pérdidas o tuvieron sus carteras estancadas durante meses, mientras que el dominio de Bitcoin en el mercado iba ganando terreno.
Visto en retrospectiva la explicación es simple, los reguladores se centraron en las quiebras/estafas de las ICO y en problemas de identificación como el KYC, además de los impuestos, y esto desanimó a la mayoría de los inversores. También, al igual que ahora, fue el resultado de la falta de dinero nuevo en el mercado, lo único que hacía era moverse de una criptomoneda a otra, pero siempre el mismo dinero.
A pesar de todo esto, las stablecoins empezaron a encontrar su lugar como una opción fiable y con utilidad en el mundo real. Gran parte de los avances tecnológicos de 2019, no se vieron reflejados hasta dos años después (DEFI, NFT…)
Los ciclos de 4 años son una realidad. En 2019 la comunidad hacía las mismas comparaciones con 2015. El año anterior al Halving siempre se ha caracterizado por tener los precios más bajos del ciclo, cierta apatía a nivel sentimental, y narrativas que insinúan que las criptomonedas se extinguirán.
Este año los inversores están buscando fórmulas secretas y señales ocultas que les permitan ver el mercado con más claridad. El mercado no ha hecho nada durante tanto tiempo, que la gente vende y sigue con su vida, cansados de expectativas incumplidas (por ahora).
¿Recuerdas que “la paciencia paga”? Pues tú y yo vamos a cobrar, y no poco.
Igual que en 2019, ahora estamos esforzándonos por recuperar el equilibrio.
Hay muchas posibilidades de que veamos la aprobación del ETF de Bitcoin entre octubre de este año y abril de 2024. Probablemente tengamos que lidiar con alguna otra cruz a nuestra espalda antes de eso, pero el gran momento acabará llegando.
Asegúrate de estar bien posicionado, vamos a por todas
El gráfico de esta semana es muy curioso
Aunque la parte superior es un poco distinta, el gráfico de esta semana es prácticamente idéntico al de la anterior, donde la victoria de Grayscale nos impulsó desde los 26.000$ hasta los 28.000$.
Por desgracia no hay mucho que comentar, ya que como puedes observar no hay novedades. Seguimos esperando un catalizador en forma de noticia que impulse el precio por encima de los 30.000$ para convertir la actual resistencia en un nuevo soporte.
Tenemos que seguir esperando.
Grayscale está en peligro
La empresa de análisis Arkham, ha identificado a Grayscale como el segundo mayor jugador de esta industria a nivel mundial con una impresionante cantidad de 16.000 millones de dólares en Bitcoin. Esta noticia supone un posible problema de seguridad para Grayscale, ya que ahora las direcciones en las que tienen sus tenencias son públicas y esto le pone una diana en la espalda.
Arkham ha revelado que esos fondos están repartidos en más de 1.750 wallets en las que tiene aproximadamente 1.000 bitcoins en cada una. Además, también se ha publicado que es el segundo mayor poseedor de Etherem con unos increíbles 5.000 millones de dólares en la segunda moneda con mayor capitalización de mercado.
Surge la siguiente pregunta: ¿Arkham está prestando un servicio valioso a la comunidad crypto o está poniendo en riesgo la seguridad de las tenencias de las instituciones?